Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, es natural que busquemos formas de mantener a nuestros perros frescos y cómodos. Muchos perros disfrutan del agua, por lo que ofrecerles un espacio donde puedan refrescarse, ya sea jugando a la pelota, chapoteando o nadando, puede ser una opción excelente
Sin embargo, son numerosas las advertencias y precauciones que debemos tomar si optamos por llevarlos a un cuerpo de agua natural, como ríos, estanques o el océano. Los riesgos en estos entornos pueden incluir intoxicación por algas verdeazuladas, consumo de agua salada, mareas peligrosas y la presencia de garrapatas, pulgas y otros parásitos.
Dada la amplia gama de peligros en estos espacios naturales, puede resultar más seguro optar por una piscina privada de uso humano tratada con productos químicos para purificar el agua. Ante esta alternativa, puede surgirnos una duda: ¿es seguro para los perros nadar en piscinas con cloro?
Qué dice la ciencia y los expertos
El cloro se utiliza para desinfectar el agua y eliminar bacterias y microorganismos que podrían causar enfermedades. Como es lógico, los niveles de cloro recomendados están diseñados para garantizar la seguridad del uso humano, incluso cuando se ingiere accidentalmente una pequeña cantidad de agua. Sin embargo, la mayoría de los perros muestran una mayor sensibilidad a la presencia de este desinfectante universal.
Por lo general, la cantidad de cloro que suele usarse en nuestras piscinas no es tóxico para los perros en esas pequeñas cantidades, pero la exposición prolongada puede irritar su piel, los ojos y las vías respiratorias, especialmente en razas con pelaje sensible, o predisposición a alergias.
Dicho esto, todo en exceso puede convertirse en un problema. Si un perro bebe demasiada agua clorada, puede sufrir inflamación del esófago, irritación y vómitos. En el caso de las pastillas y tabletas para las piscinas inflables, es crucial mantenerlas en un lugar seguro fuera del alcance de los perros. Su ingestión puede provocar diversos síntomas, dependiendo de la cantidad ingerida, que van desde náuseas y vómitos hasta una perforación del estómago.
Según un estudio reciente realizado en Estados Unidos, cuyas conclusiones ha publicado el medio de prensa profesional Diario Veterinario, un equipo de investigadores ha encontrado que ciertas razas de perros podrían tener un mayor riesgo de desarrollar un tipo de cáncer, el carcinoma urotelial o carcinoma de células transicionales (CCT), si tienen mucho contacto con piscinas con cloro. El estudio sugiere que estas razas, como los terriers escoceses, los west highland white terrier y los pastores de Shetland, tienen más probabilidades de padecer este tipo de cáncer en la vejiga con el uso de piscinas cloradas, así como con los subproductos de cloración presentes en el agua potable municipal.
La investigación concluye que, aunque las razas mencionadas tienen un mayor riesgo si acceden a piscinas con cloro, otros factores como la dieta y la exposición a herbicidas también pueden influir en la aparición de este tipo de cáncer. Por lo tanto, los autores del trabajo recomiendan limitar el acceso de estas razas a las piscinas con cloro o bien instalar unidades de filtración de agua internas.
Recomendaciones para un baño seguro
Si se permite que un perro nade en una piscina con cloro, es aconsejable seguir algunas pautas para garantizar su seguridad. En primer lugar, se debe limitar el tiempo de baño a unos 15 o 20 minutos para que el perro pueda refrescarse y divertirse sin estar expuesto al cloro durante periodos prolongados. Después de salir de la piscina, se recomienda enjuagar al animal con abundante agua limpia para eliminar cualquier residuo de cloro de su pelaje y su piel.
Asimismo, es importante secar bien su pelaje, prestando especial atención a las zonas más sensibles como las orejas y las patas. Cabe añadir que los perros con orejas caídas tienen una mayor predisposición a las infecciones de oído debido a la humedad, no al cloro. También se deben observar las reacciones del perro, si presenta signos de irritación en la piel o se rasca los ojos después del baño, se debe consultar con un veterinario.
Finalmente, los expertos aconsejan que si percibimos que el agua de la piscina tiene un fuerte olor a cloro o irrita nuestros propios ojos, es mejor no permitir que el perro se introduzca. Además, se debe mantener cerca un plato con agua dulce y acostumbrar al perro a beber de este plato en lugar del agua de la piscina, para evitar la ingesta de agua clorada.
Referencias:
- Urinary and household chemical exposures in pet dogs with urothelial cell carcinoma. Samantha L. Braman y equipo. Veterinary and comparative oncology (2024)
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